Hablemos claro. Hostigar y
acentuar mediáticamente el problema de Bankia sobre Bancaja ocultando y
disfrazando el peso específico de la contribución al problema de Caja Madrid
nos da una idea clara de por donde el Gobierno no quiere que se investigue el
desaguisado. La primera pregunta que se nos ocurre a los ciudadanos es ¿No será
que investigar a Caja Madrid representaría la afloración a la luz pública de celebridades,
políticos y entidades muy importantes cuyo prestigio, ahora intacto, se vería
dañado de inmediato al tener que reconocer tratos de favor de la entidad
financiera?
Bankia se origina con la fusión
de cajas de ahorro procedentes, todas ellas, de comunidades autónomas
gobernadas desde hace muchos años por el
PP, por citar en orden de importancia Caja Madrid y Bancaja entre otras.
La segunda pregunta que viene a la cabeza es ¿No será esta premisa, la de “así
todo queda en casa y en manos amigas”, el germen patógeno de la fusión obviando
criterios financieros y económicos e imponiendo el criterio estrictamente
político?
Mariano Rajoy argumentó hace unos días en rueda de prensa “… no se puede dejar caer a ninguna entidad
financiera porque sino se cae el país”. Con esta frase tajante y ciertamente
amenazadora justifica la intervención del Estado en favor del sistema
financiero español, cuando esta posibilidad fue negada en precampaña, en
campaña y reiteradamente siendo ya presidente, la última pocos días antes de la
frase citada.
Sin embargo es absolutamente
cierto que alguien ha dejado “caer a España” estos últimos años esquilmando
sistemáticamente las cajas de ahorros. La tercera pregunta que se me ocurre es
¿Por qué no elimina de su partido a aquellos que tenían la responsabilidad, el
deber y los medios para evitar el saqueo indiscriminado de estas entidades
financieras y no lo hicieron?
No permitir la investigación
sobre Bankia produce la sensación de ocultamiento, respaldo y refrendo sobre
indeseables que ejercen la política bajo el paraguas de su partido, que
quedarán impunes y recolocados dentro del tejido del partido y, lo peor,
ejerciendo puestos de responsabilidad pública en las administraciones. Además,
el no realizar dicha purga le coarta
para emprender una acción realmente necesaria para este país: Erradicar de base
a estos elementos indeseables que han dejado “caer a España” en pos de su
propio beneficio e interés, ya sean políticos, sindicalistas o allegados de
cualquier signo político o ideológico.
Francisco Vicente Agulló Sánchez
Opinión publicada en:
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