jueves, 7 de junio de 2012

EL DEDO EN LA LLAGA DE BANKIA


Hablemos claro. Hostigar y acentuar mediáticamente el problema de Bankia sobre Bancaja ocultando y disfrazando el peso específico de la contribución al problema de Caja Madrid nos da una idea clara de por donde el Gobierno no quiere que se investigue el desaguisado. La primera pregunta que se nos ocurre a los ciudadanos es ¿No será que investigar a Caja Madrid representaría la afloración a la luz pública de celebridades, políticos y entidades muy importantes cuyo prestigio, ahora intacto, se vería dañado de inmediato al tener que reconocer tratos de favor de la entidad financiera?
Bankia se origina con la fusión de cajas de ahorro procedentes, todas ellas, de comunidades autónomas gobernadas desde hace muchos años por el  PP, por citar en orden de importancia Caja Madrid y Bancaja entre otras. La segunda pregunta que viene a la cabeza es ¿No será esta premisa, la de “así todo queda en casa y en manos amigas”, el germen patógeno de la fusión obviando criterios financieros y económicos e imponiendo el criterio estrictamente político?
Mariano Rajoy argumentó hace unos días en rueda de prensa  “… no se puede dejar caer a ninguna entidad financiera porque sino se cae el país”. Con esta frase tajante y ciertamente amenazadora justifica la intervención del Estado en favor del sistema financiero español, cuando esta posibilidad fue negada en precampaña, en campaña y reiteradamente siendo ya presidente, la última pocos días antes de la frase citada.
Sin embargo es absolutamente cierto que alguien ha dejado “caer a España” estos últimos años esquilmando sistemáticamente las cajas de ahorros. La tercera pregunta que se me ocurre es ¿Por qué no elimina de su partido a aquellos que tenían la responsabilidad, el deber y los medios para evitar el saqueo indiscriminado de estas entidades financieras y no lo hicieron?
No permitir la investigación sobre Bankia produce la sensación de ocultamiento, respaldo y refrendo sobre indeseables que ejercen la política bajo el paraguas de su partido, que quedarán impunes y recolocados dentro del tejido del partido y, lo peor, ejerciendo puestos de responsabilidad pública en las administraciones. Además, el no realizar dicha purga  le coarta para emprender una acción realmente necesaria para este país: Erradicar de base a estos elementos indeseables que han dejado “caer a España” en pos de su propio beneficio e interés, ya sean políticos, sindicalistas o allegados de cualquier signo político o ideológico.

Francisco Vicente Agulló Sánchez

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