viernes, 5 de octubre de 2012

UN REREFÉNDUM NO DEBE DAR MIEDO SI SE HACE CON EFICIENCIA Y EFICACIA.

Referéndum no es blasfemia

La independencia de Cataluña es una cuestión suficientemente importante como para realizar un Referéndum asegurando la mayor participación y lo más significativa posible. En mi opinión, en caso de realizarse deberían tener en cuenta, como mínimo, los siguientes aspectos: A) La pregunta a realizar es fundamental para conocer la base real del arraigo independentista de Cataluña, que debería ser el único objetivo de la misma y sin menoscabar el derecho del Estado Español. La pregunta podría ser, por ejemplo: ¿Estaría usted de acuerdo en que Cataluña iniciara un proceso de independencia de España si ello fuera posible por métodos dialogados y pactados? O algo por el estilo. B) La población debería estar suficientemente informada de que no hay marcha atrás y que las equivocaciones en este caso son prácticamente irreversibles. C) Creo que es incuestionable que la opción de iniciar el proceso se resuelva por la mitad del censo electoral más uno, no de los votos emitidos. D) En ningún caso se podría elegir dicha opción con una abstención desmesurada. Estoy pensando en que gane el «sí» o el «no» con una abstención del 50 % sería desvirtuar el resultado. E) Para asegurar la máxima participación del pueblo catalán propondría un sistema electoral exprofeso para el asunto: siete días para votar, de lunes a domingo. Seguro que no es tan difícil de llevar a cabo con los medios tecnológicos actuales. Como he dicho al principio la cuestión a tratar es de tal envergadura que la legitimación de lo que se decida en las urnas debe ser máxima. Lo realmente importante es saber si la voluntad es férrea, inequívoca y dialogante. No me parece lógico argumentar que el independentismo catalán es minoritario como si fuera un pensamiento tautológico y una verdad irrechazable sin haberlo constatado. Es más, creo que cuantificarlo en su justa medida es necesario y relevante para cualquier opción que se proponga tanto por parte de los catalanes como del resto de los españoles. Con las anteriores premisas cumplidas sólo caben dos resultados «sí» o «no». Si es el primer caso los partidos políticos, empresas, entidades financieras y organizaciones sociales catalanas tendrían un camino largo y tortuoso para dilucidar el proceso de independencia de España explicando punto por punto los pasos a seguir a su ciudadanía, a España y al entorno internacional. Si es la segunda opción el independentismo catalán quedaría aparcado durante muchos años creo, pero ojo, Cataluña seguiría en España como una comunidad más con sus virtudes y sus defectos, con sus peculiaridades y su idiosincrasia, sin ser más o menos que cualquier otra comunidad. Excede el espacio de una opinión dirigida a «Cartas al director» para expresar mi punto de vista sobre la situación política y económica actual, la oportunidad y objetivos inmediatos y últimos del debate suscitado y de quien lo ha avivado y sus metas. No seré yo quien se oponga a saber democráticamente la voluntad del pueblo fijando exactamente el punto de partida desde el que comenzar a hablar.
Francisco Vicente Agulló Sánchez

Opinión Publicada en:
01-10-12 - INFORMACION (Opinión destacada)

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