martes, 11 de septiembre de 2012

EL ABISMO DE LAS PREFERENTES

EL POZO PREFERENCIAL

Debo indicar que me interesa más el análisis y castigo de la evidente irresponsabilidad recurrente y crónica que nos ha llevado a esta situación que la explicación de la situación actual, pero creo que ante determinadas corrientes de opinión que, desde mi punto de vista tergiversan la verdad, aún hay que situar adecuadamente el tema de las preferentes, un problema que tiene miles y miles de millones de euros atrapados, procedentes de los ahorradores con el producto del trabajo de toda la vida y de cientos de miles de españoles.

La inmensa mayoría de inversores en preferentes fueron engañados comprando productos que creían tan fiables como los plazos fijos u otros depósitos similares, cobrando un diferencial de interés ridículo respecto a otras inversiones y que por supuesto no remuneraban, ni por asomo, el excesivo riesgo que asumían (sin saberlo) y saltándose los vendedores la ley vigente que obliga a informar expresamente al cliente de los productos financieros complejos. Muchos pensionistas y personas mayores se dejaron llevar por la imagen de honorabilidad y respetabilidad que han tenido tradicionalmente los empleados de banca.

En ningún caso se informó de que estos productos no están avalados por el Fondo de Garantía de Depósitos y sí se les recalcó que eran prácticamente iguales a los que están garantizados. Se les aseguró que su inversión era recuperable íntegramente o con una pequeñísima pérdida en un plazo muy corto de tiempo, máximo una semana, lo que sólo se cumplió al principio en tiempos de bonanza.

Ahora, aparecen algunas corrientes de opinión que justifican que los inversores tienen que pagar las consecuencias por su imprudencia y sobre todo por su avaricia al querer cobrar un uno o dos por cien más de interés al año (un ejemplo: 10.000 Euros con una diferencia respecto al plazo fijo de un 1,5% al año repercute en 150 Euros anuales o sea 12,5 Euros al mes más).

Las opiniones vertidas últimamente, sin embargo, penalizan esas mínimas plusvalías de las preferentes sin reparar en las tremendas irregularidades de quien las vendió incumpliendo la ley y obteniendo un enriquecimiento ilícito en forma de comisiones pecuniarias o promociones laborales por parte de los bancarios y de capital barato, perpetuo y no siempre remunerable por parte del multimillonario banquero (recuerden que en las preferentes si el banco tiene pérdidas no se le paga nada al inversor preferencial).

De las cajas de ahorro está todo dicho y es «de juzgado de guardia», ojalá la justicia actúe con la debida celeridad, independencia y eficacia. Pero los bancos también incurrieron en esta práctica ilícita y también han producido pérdidas sobre sus inversores preferenciales. Sólo hay que acudir a las numerosísimas quejas realizadas por los afectados para darse cuenta que en los canjes propuestos en acciones o bonos se pierde entre un 20-40% sobre el nominal, comprobando que sus títulos no tenían ni la liquidez, ni la solidez, ni por supuesto la rentabilidad prometida, o sea, que se encuentran casi obligados a aceptar la propuesta sí o sí.

Que quede bien claro que la prisa de los bancos por ofrecer estos canjes de preferenciales en bonos o acciones no obedece al ánimo benefactor y altruista de ayudar a sus clientes, sino a la normativa Basilea III que a partir de su próxima implantación el 1 de enero del 2013 hará que las preferentes dejen de computar como capital en las entidades financieras, deteriorando irremisiblemente su balance vía disminución brutal de sus fondos propios  y con todas las repercusiones que ello conlleva. 

Francisco Vicente Agulló Sánchez

Opinión publicada en:
08-09-12 - INFORMACION 
14-09-12 - LA VERDAD (ALICANTE) 

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