viernes, 9 de noviembre de 2012

EL PP TIENE A SUS VOTANTES EN UN CAMPO DE CONCENTRACIÓN



El PP y la salud democrática
Tengo muchos amigos que son votantes habituales del PP y sus argumentos me perecen no tan alejados de los míos, incluso algunas veces estamos totalmente de acuerdo en grandes temas de interés nacional. La gran mayoría de los españoles estamos de acuerdo en que la Justicia debe investigar los casos de corrupción política, económica y financiera con celeridad y eficiencia, en que se persiga la evasión de capitales y la defraudación fiscal, en que se investigue las relaciones de las grandes empresas, entidades y políticos con los paraísos fiscales? etc. Sin embargo, estos grandes temas no se reflejan en la práctica política diaria de sus representantes, como en otros partidos, indignante pero lamentablemente nada nuevo en el horizonte. Voy a tomar uno de los muchos ejemplos que podría para demostrar la pérfida salud democrática española.  El  martes  30 de octubre en el Ayuntamiento de Madrid la dirección del PP propuso la abstención ante la propuesta de dar el nombre de Santiago Carrillo a una calle o espacio público relevante. Doce de los ediles populares optaron por ausentarse del pleno para no votar a lo que la disciplina de voto de su partido les obligaba. Parecería lógico que fueran consecuentes con sus ideas, que ejerciesen su cargo representativo y que rompiendo la disciplina de voto se hubieran quedado en la sala y votado en contra de la propuesta. Les recuerdo a los ediles interpelados que cualquier trabajador con la nueva Reforma Laboral podría ser despedido procedentemente por ausentarse injustificadamente o hacer novillos de sus responsabilidades. Si extrapolamos los tantos por cien de dichos ediles sobre el total del mismo partido a los votantes del PP, nos encontraríamos que un 30% hubiera votado en contra y que el 70% se hubiera abstenido. Incluso algún pequeño tanto por cien hubiera votado a favor. Desde mi punto de vista creo que ese 30% es tan potente histórica y económicamente que acaparan el poder en mayor grado que su representatividad en votos. La consecuencia clara de toda la argumentación anterior es que el PP aglutina a dos facciones tan definidas como casi antagónicas dentro de la derecha española, el centro derecha y la derecha clásica, y que por salud democrática de este país deberían formar dos partidos diferentes para expresar sin coacciones ni cortapisas sus posiciones, o como mínimo, tendríamos, de alguna forma, que erradicar la disciplina de voto partidista del funcionamiento democrático de este país. 
Francisco Vicente Agulló Sánchez
Opinión publicada en:
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario